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SHINTO 神道 “El camino de los Dioses”

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SHINTO 神道 
El camino de los Dioses”

El “SHINTO” es la religión autóctona del pueblo japonés y se remonta a los orígenes mismos del pueblo japonés y de su propia identidad como pueblo, incluso antes de los tiempos del primer Emperador Celestial “Jin-Mu”.

El Shinto, al igual de que las más grandes religiones que han existido en todas las culturas se basa en la esencia de contemplar y comprender la existencia del Universo y el Ser desde un punto de vista hacia la vertical, es decir en un eje “Cielo-Ser-Tierra”.

El Shinto también llamado “Sintoísmo”, es también o podría considerarse como un culto politeísta, sin embargo la esencia del Shinto es la adoración y el culto de la naturaleza misma, en su más pura y hermosa esencia, en su espíritu íntimo como el cosmos creador en el balance perfecto. Se adora a los poderes de la naturaleza creadora que residen en las divinidades o “Kami”.

En concreto, el Shinto, también llamado Sintoísmo se distingue por:

a. La creencia en tales kami, que algunos de ellos habitan en el cielo (amatsu-kami) y otros en la tierra (kunitsu-kami).

b. Lugares sagrados determinados en donde tienen su habitáculo los kami o a donde vienen para comunicarse con los hombres. Tales lugares no eran templos construidos, sino determinados espacios señalizados por una gruesa cuerda trenzada con paja de arroz (shimenawa).

c. El pueblo venera a los kami con ritos y festivales, relacionados principalmente con cultos de fecundidad (cultivo de arroz y fertilidad familiar).

d. Se observa y cuida la purificación (misogi, harae, imi…), elemento esencial para eliminar toda impureza (kegare) que impedía la comunicación armoniosa con las divinidades.

e. Ofrendas (shinsen, sonaemono, etc.) de arroz o sake a las divinidades protectoras.

f. Intermediación sacerdotal de la miko o del chamán, cuya función es la del arte adivinatorio, hechizos y conjuros.

g. Veneración de antepasados de cada familia, del clan Yamato, etc.

Sin embargo, tenemos que en el Japón actual se tiene un arrecife donde germinó la semilla de otros cultos, tales como:

El Confusionismo


El Taoísmo


El Budismo (ortodoxo y esotérico)



Cultos de occidente (tales como el Cristianismo en el medievo*)

Estas creencias y prácticas no reconocían a fundador alguno, no presentaban ninguna doctrina o dogma ni tampoco libros sagrados. Por eso, el término Shintoísmo no incluye el ideograma kyō, como en todas las otras religiones: Bukkyō, Jukyō, Dōkyō, Kiristokyō, Kaikyō, Hindukyō…, que significa “enseñanza”, sino que se escribe con el ideograma tō/dō=michi (“camino”), similar a los términos kadō (ikebana), sadō (ceremonia del té), shodō (caligrafía), etc. Tampoco incluye ningún decálogo o código moral de preceptos minuciosos, ni tampoco establecía ninguna jerarquía eclesiástica.

Por todo ello, no es de sorprenderse que algunos filósofos o/y teólogos, así como autores de la materia no consideren al Shintoísmo como religión en stricto senso.

El Shinto esta ligado a las más ondas raíces del pueblo japonés, por tal motivo los cultos sintoístas se encuentran en sí o en su influencia estan presenten en casi todos los aspectos n la vida cotidiana del Japón. Esto puede corroborarse en la historia misma del Japón, en los ritos, ceremonias y cultos, por lo que, por ejemplo, según la mitología shinto, se tiene la identidad de una Espada Sagrada “Kusanagi no Tsurugi”, la cual se considera el vehículo del Poder mismo de los Dioses hacia este mundo.

Por ésta última razón, la “espada” es considerada como un objeto de veneración, a diferencia de otras culturas, inclusive orientales.

El Shinto se adoptó como filosofía nacionalista después de las turbulencias y de las guerras civiles (Sengoku) que asolaron Japón durante los siglos XIV-XVI, con el advenimiento de la era del shogunado, desde principios del siglo XII, que confinó al emperador en su palacio de Kyoto, desvestido de todo poder al usurparlo la nueva figura del shōgun, el guerrero Tokugawa Ieyasu (1543-1616), culminó la unificación del país pacificado y le proporcionó una gran estabilidad política y prosperidad económica durante todo el periodo Edo (1600-1868), cerrando Japón a contactos exteriores.

Junto con la primacía del nuevo Confucionismo que inspiraba el gobierno se produjo una fuerte revitalización del Shintoísmo.

En la entrada a cada Santuario o Templo Sintoísta se puede ver un portal grande, que sobre sale de las estructuras aledañas, regularmente no se encuentra rodeada por nada más que algunas lámparas, se le llama “Tori” y simboliza la puerta de entrada de los Dioses a nuestro mundo, por este motivo, es importante dar el respeto y no entrar por la parte central, si no entrar por un costado.


Saludos a todos los lectores.


MURAMASA

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